lunes, 20 de agosto de 2018

Los problemas de Chelsea y Arsenal y las soluciones del City

El Chelsea-Arsenal atraía el interés de la jornada en la Premier. Son dos grandes en construcción. Cada uno, por motivos diferentes, vive una catarsis. En el Chelsea por el paso de Conte a Sarri (estilo, sistema y talante) y en el Arsenal por su independencia de Wenger tras 22 años. Y fue un partido muy entretenido entre dos equipos imperfectos, peligrosos en ataque y aún vulnerables en defensa. Cinco goles fue la consecuencia y el 3-2, el resultado a favor del Chelsea. Su nueva identidad está más definida que la de un Arsenal que, eso sí, mostró inteligencia y una buena mentalidad.

En ambos equipos vimos fortalezas y debilidades en varios aspectos del juego. Para empezar, el Chelsea encontró una y otra vez la espalda de la defensa del Arsenal, lo que penalizó con dureza poniéndose 2-0 a los 20 minutos. Ese no fue el único problema para Emery. Su Arsenal está tratando sacar la pelota en corto, pero se ha encontrado con dos expertos en la presión: Guardiola y Sarri. En Stamford Bridge el Chelsea recuperó el balón con rapidez sin que Emery pudiera encontrar salidas alternativas a falta de un Giroud o un Iborra.


Durante media hora, el Chelsea dominó con un ritmo alto de juego. Algunos de esos pases a la espalda fueron de Jorginho, un mediocentro defensivo por posición pero ofensivo por función. Es tan singular que con un pase rompe líneas y hasta deja a los compañeros mano a mano. Su llegada, además, ha liberado a Kanté, llamativamente insistente en la llegada desde segunda línea, redescubriéndose como goleador. En las últimas 3 temporadas hizo 3 goles en la Premier y en esta ya marcó en la primera jornada.

Pase de Jorginho para que Barkley se quede solo ante el portero

Llegada desde segunda línea de Kanté

Todo parece más claro en el Chelsea. Qué va a ser el Arsenal de Emery es un respuesta aún más difusa. A falta de identidad sí hubo mentalidad. Y lectura táctica. Eso rescató a un Arsenal superado. Castigó al Chelsea abriendo el campo. La jugada era la misma: balón a banda y pase atrás. Los de Sarri eran incapaces de cerrar por fuera y de taponar el pase posterior. La determinación en la presión alta era desorientación a la hora de defender en el área propia.


De los problemas de Chelsea y Arsenal pasamos a las soluciones del Manchester City, cuyo proyecto está en una etapa evidentemente muy distinta. El equipo de Guardiola ejerce un impresionante dominio de recursos para desatascar un partido. Ante el Huddersfield, el reto era abrir a un rival muy hundido. Tan bajo defendía que los tres centrales del City jugaban, sin presión, en campo contrario. Se acumulaban los pases, pero el gol no iba a llegar de una elaboración sofisticada. Por una vez, el Huddersfield tiró una contra. Disparó fuera y quiso presionar, hombre a hombre, el saque de puerta. El excepcional golpeo de Ederson habilitó a Agüero. Así se desbloqueó un partido que se encarriló al descanso (3-1) y con goleada final (6-1).